Inteligencia artificial y Negocios Internacionales. Claves y desafíos profesionales

A lo largo de la historia moderna, las revoluciones tecnológicas o industriales fueron puntos de inflexión en el orden productivo y social a escala global. Luego de cada oleada de innovación, emerge un paradigma que establece las formas en que las sociedades se organizan para producir, generar riqueza y bienestar en función de una tecnología disponible. Así es que se crean nuevos productos y servicios, surgen nuevas ocupaciones y formas de regulación, que entran en conflicto con el orden establecido previamente. No es novedad que actualmente estamos atravesando una fase de cambio estructural con el advenimiento de la cuarta revolución industrial, que desde la pandemia, ha tenido un crecimiento sostenido y acelerado, no solo en el desarrollo de nuevas tecnologías, sino fundamentalmente en su incorporación a los procesos productivos y en las interacciones cotidianas que dan forma al mundo en que vivimos. Entre las innovaciones más disruptivas de esta cuarta revolución industrial se encuentra la inteligencia artificial (IA), que supone sistemas y algoritmos capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. La IA consiste en usar un conjunto de datos para enseñarle a un agente inteligente o máquina de aprendizaje a cómo resolver un problema. El mismo accede a nuevos datos y devuelve una respuesta en base a lo que aprendió. A grandes rasgos existen cuatro grandes tipos de IA: La inteligencia generativa, el aprendizaje profundo (Deep Learning), el aprendizaje automático (Machine Learning) y los sistemas expertos. La irrupción de la inteligencia artificial generativa, que es lo que conocemos como Chat GPT u otros sistemas con los que se puede interactuar, ha sido la novedad este año (a pesar de que este conjunto de tecnologías están en desarrollo hace algún tiempo) y es lo que puso en conocimiento del público masivo el potencial de la IA, así como sus desafíos y riesgos. El mundo de los negocios internacionales ha sido uno de las principales actividades que atravesadas en múltiples instancias por esta tecnología. Entre algunos aspectos que se han visto afectados, se destaca la automatización de la producción, las mejoras en logistica, el análisis de datos, y mejoras en la comunicación.
De acuerdo a un informe de Mckinsey Global Institute (2023), se estima que la IA podría aumentar la productividad laboral entre un 0,1% y un 0,6% anual hasta 2040. Combinada con otras tecnologías, la automatización del trabajo podría añadir entre 0,2 y 3,3 puntos porcentuales adicionales al crecimiento de la productividad. Para poner algunos ejemplos, además de la automatización y robotización que contribuye a hacer más eficientes los procesos de fabricación; actualmente se utilizan las herramientas de IA para predecir tendencias de consumo o identificar mercados cautivos, en materia de logística para mejorar el almacenaje y entregas justo a tiempo, o traducciones y contratos inteligentes que mejorar los procesos de negociación. Si bien es un proceso que tiende a transformaciones radicales, todavía no se sabe con exactitud cuáles serán sus impactos en el ordenamiento de las cadenas de valor respecto a la competitividad, en la regulación y en los modelos de desarrollo, incluso sobre dilema éticos. Estas transformaciones avanzan a un ritmo acelerado y en muchos casos, las estructuras sociales y económicas no están preparadas, lo que puede generar conflictos y vacíos legales que deben ser cuidadosamente establecidos. Frente a este escenario es importante la profesionalización y la formación continua en materia de negocios internacionales. Más allá de incorporar las herramientas que la IA ofrece, para ser más eficientes en las operaciones, también se debe tener la capacidad de comprender sus impactos en todo el sistema y sus ramificaciones. Esto permitirá la identificación de oportunidades y la gestión de riesgos en la creación de estrategias exitosas en un entorno global en constante cambio y marcado por la incertidumbre.