Las creencias estereotipadas como clave para prevenir la violencia de género
27 de julio de 2023
De acuerdo a información del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina, el año pasado la línea 144 recibió 125 mil comunicaciones referidas a violencia de género (a lo que hay que sumar las de Whatssap que no hay cifras disponibles). El 96% de las personas que se comunicaron son mujeres, y en relación a la persona agresora el 86% son varones y en el 82% de los casos es una ex pareja o la pareja actual. Las estadísticas muestran una situación delicada, muy lejana a los objetivos propuestos por la ONU para el 2030. El Objetivo de desarrollo sostenible (ODS) 5 menciona específicamente: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.
La dinámica de la violencia “se sustenta en una lógica asimétrica de poder donde alguien se posiciona por encima y la otra persona queda por debajo, y se produce un abuso de poder” explica Belén Gauna, Psicóloga, investigadora de Universidad Siglo 21 y directora del proyecto Inventario de estereotipos de género y ejercicio de violencia (IEGEV) con adaptación computarizada cofinanciado por dicha universidad y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba.
Al estudiar el discurso de varones que ejercen violencia, el equipo liderado por Gauna elaboró un instrumento para medir creencias estereotipadas de género y cómo éstas justifican la situación de violencia. La presencia de las mismas permitiría predecir el riesgo de nuevas situaciones de violencia. El inventario se realizó en base a una muestra conformada por 48 varones denunciados de entre 21 y 60 años que concurrieron al Centro Integral de Varones en situación de violencia, institución que pertenece al Ministerio de la Mujer de la Provincia de Córdoba. Estos no tenían presunción de patología psiquiátrica, habían sido denunciados por violencia por pareja o expareja, y poseían un nivel educativo primario completo a universitario completo.
Afirmaciones como: “Los problemas de pareja son privados y se resuelven con la pareja o la familia, no fuera de ella”, “Las mujeres necesitan del cuidado y protección de un hombre” y “Si una mujer es mala madre es sin dudas una mala persona” (el inventario incluye muchas más) muestran una creencia estereotipada de género. La violencia se sustenta en una idea “Si yo creo que la mujer por ser mala madre es mala persona, voy a actuar en consecuencia de esa creencia y voy a ejercer violencia. O si creo que todo se resuelve por dentro de la pareja, voy a resolver los conflictos de manera violenta en el interior de la familia cuando en realidad el problema necesita de otras intervenciones porque los modos de resolución empleados dentro de la pareja claramente son insuficientes”, grafica Gauna.
A mayor cantidad de creencias estereotipadas de género mayor es el riesgo de que exista violencia. Con esto, la investigación puede generar un índice de posible ocurrencia de violencia. Los beneficios de este instrumento no solo están en ese potencial predictivo para prevenir sino, al reconocer las creencias estereotipadas, terapéuticamente se puede trabajar para “desarticular y flexibilizar esa creencia y habilitar otros comportamientos no violentos” concluye Gauna.
Entre los objetivos de la investigación de Universidad Siglo 21 está darle más visibilidad al instrumento, no solo para ser usado en instituciones públicas como valoración de riesgo sino también como guía de trabajo profesional en otros campos. Por ejemplo, si un terapeuta reconoce las creencias estereotipadas de género de un paciente en situación de violencia en el ámbito familiar, puede realizar intervenciones más precisas y eficaces. También, en instituciones educativas, se puede aplicar en actividades didácticas aúlicas o extra aúlicas para identificar qué creencias prevalecen y así diseñar estrategias para deconstruir aquellas que la evidencia científica nos muestra que si persisten están asociadas al ejercicio de violencia.
Si querés saber más sobre la investigación, lee aquí
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