“Mientras más se expande la tecnología, más posibilidades tenemos de desarrollar la mente humana.”
20 de diciembre de 2023
Candela Jacob, Niels Wedeltoft, Santiago Flores, Florencia Enrici y María Luz del Valle Rodriguez, estudiantes de Lic. en Periodismo entrevistaron al Fundador y Presidente de Universidad Siglo 21, Juan Carlos Rabbat, referente en educación en el país y el mundo.
La iniciativa fue parte del laboratorio de prácticas “Pedagogía de la escucha: el arte de entrevistar”, coordinado por Celina Morgan, Directora de la carrera.
Durante la conversación, Rabbat les contó cómo imagina el futuro de la educación, sobre su carrera en la política, y la situación que atraviesa el país.
Estudiantes (E):Siendo una persona que ha participado en el ámbito político, empresarial y académico, ¿Cómo fusionó estas tres actividades a lo largo de su carrera?
Juan Carlos Rabbat (JCR): Desde muy temprano en mi vida, la educación fue un medio de vida. Transformarme en “empresario de la educación” fue simplemente darle más escala a algo que hice desde muy joven.
Tengo una fuerte vocación por la educación, y el enseñar sistemáticamente me fue llevando a fundar una academia, después fundar un instituto y por último fundar Universidad Siglo 21, en línea de mi propósito de impactar con la educación en la sociedad donde vivo.
La actividad política es la que sale un poco del marco pero tiene que ver con el compromiso con construir un país mejor. Ahí tanto la empresa, como la educación y la política confluyen.
Nosotros como Universidad, nos proponemos formar líderes capaces de transformar la realidad, porque nos damos cuenta que el Estado en este momento está en gran medida gobernado por funcionarios que despilfarran recursos públicos y aumentan impuestos, restando la posibilidad de que los privados inviertan.
E: ¿Qué lo impulsó a ser docente?
JCR: Primero la necesidad. A los 17 años ya había terminado mi secundario, buscaba trabajo pero me costaba mucho, hasta conseguir uno, daba clases preparando alumnos. Posteriormente, conseguí en una academia que me contrató como profesor para dar clases antes de terminar mi carrera universitaria.
Pensé: “bueno en realidad a mí me gusta, lo hago bien y mis estudiantes valoran mi enseñanza”. De repente mi formación universitaria me dio el background, permitiendome enseñar matemática, física y química, que eran disciplinas muy áridas, disciplinas que por lo general cuestan de asimilar.
Poder cubrir esa necesidad de las y los estudiantes me generó una oportunidad, una posibilidad de vida. Había mucha gente que quería estudiar conmigo estas cosas, entonces armé una empresa, una academia y cuando tenía 25 años, ya era una institución con un equipo de docentes y una amplia comunidad estudiantil. Armar este sistema me dio también la posibilidad de darme cuenta que aparte de ser buen docente, tenía capacidades organizativas. Juntando el producto que era dar clase con la capacitación organizativa, surgió la empresa.
E: ¿Qué rumbo cree que tomarán las instituciones y las formas de la educación en el futuro teniendo en cuenta los avances en la globalización?
JCR: Muy interesante tu planteo. Nadie sabe exactamente cómo será el futuro. Uno puede tener hipótesis y teorías, pero lo que sí está claro es que la inteligencia artificial va a modificar sustancialmente los modelos educativos tal como hoy los conocemos. Es evidente que a lo largo de los años la educación ha ido sufriendo mutaciones muy fuertes.
Antes eran muy pocos quienes accedían a la educación. Creo entonces que ahora estamos en una época gloriosa donde la educación se ha extendido hacia toda la población.
En Universidad Siglo 21 ya estamos aplicando aula invertida, un modelo de profesor coach, estamos aplicando instrucción mediada por tecnología, es decir, estamos viendo en Siglo 21 lo que en poco tiempo serán casi todas las instituciones educativas.
La inteligencia artificial introduce una variable adicional, en un tiempo, los conocimientos van a estar a fácil acceso de estudiantes, en motores de inteligencia artificial cada vez más perfectos. La tarea del profesor ya no va a ser la misma que fue históricamente, sino que va a ser la de mentor/a o de acompañante, tendrán la tarea de organizar los procesos de aprendizaje. Su principal función va a ser lograr que estudiantes aprendan a aprender, que aprendan a acceder al conocimiento, codificarlo y transformarlo.
E: Desde su perspectiva ¿Cree que la tecnología juega en contra de la capacidad de la imaginación del estudiante, o pueden ir de la mano? ¿Es positivo?
JCR: Creo que la tecnología ayuda a la creatividad, no la frena. Yo he participado como asistente en un debate sobre si la juventud debía estar tanto tiempo en los juegos electrónicos y siempre sostuve que esos juegos eran maravillosos para desarrollar la coordinación viso-motora, para desarrollar estrategias para evitar perder las vidas que les daba el juego.
Desde hace muchos años atrás, creo que la tecnología nos da elementos para el desarrollo de la inteligencia humana y de la creatividad. Mientras más se expande la tecnología, más posibilidades tenemos de desarrollar la mente humana. La inteligencia artificial nos va a dar desafíos importantes en esa dirección. Estoy convencido que sin la tecnología no se hubiera podido expandir la educación.
E: ¿Cuándo te diste cuenta que el rol del docente debía cambiar de perspectiva?
JCR: El primer descubrimiento grande que yo tuve fue que lo que más afectaba a un alumno era la autoestima. Si un/a estudiante perdía la confianza en sí mismo/a, no aprendía más nada.
Entonces, como docente apuntaba a recuperar la autoestima y la verdad es que era efectivo en esto. Ellos aprendían y descubrían que habían sido víctimas de una mala enseñanza y no que eran estudiantes intelectualmente incapaces. Allí sentí que eso era algo por lo que valía la pena luchar. El recuperar la autoestima de mis alumnos se transformó en un dogma, que sigo aplicando hoy en Universidad Siglo 21 con más 85.000 alumnos.
E: ¿Hoy en la actualidad de la Argentina es difícil ser empresario/a?
JCR: Muy difícil, por dos cosas, primero porque no hay previsibilidad, el país vive permanentemente en incertidumbre, además la inflación destruye todas las variables de previsión.
Es muy difícil planificar con inflación, planificar cuánto te va a costar un producto, cuanto te va a costar realizarlo, cuánto vas a tener que pagar por los insumos y por los sueldos es muy complicado. Afortunadamente, ya estamos muy acostumbrados porque son muchos años de inestabilidad e incertidumbre, pero en los países del mundo que ya no hay inflación, el modo de gestionar una empresa es mucho más previsible. Eso es un pro y una contra, los empresarios y empresarias argentinas tienen muchas posibilidades de triunfar en otros países del mundo porque están mucho más acostumbrados a los cambios imprevistos, a las crisis, y en el mundo siempre hay crisis de un tipo o de otro: aumenta el petróleo, se desata una guerra, cambian las condiciones del contexto o se desata una pandemia, por ejemplo. Y en ese caso, hemos adquirido una habilidad poco frecuente en el mundo, que es la resiliencia ante los cambios.
Somos capaces de adaptarnos rápidamente a los cambios y seguir adelante, pero bueno, ser empresario es difícil en cualquier lado. Hay que tener un espíritu muy particular. Hay que estar dispuesto a no tener horarios, a no tener sábados y domingos, a no tener vacaciones a veces, el rol del empresario es muy sacrificado. Cuando te encontrás con empresarios exitosos, te encontrás con muchas horas de trabajo detrás de él.
Yo creo que nuestro país necesita reivindicar el rol del empresario/a porque de esta manera va a haber más gente que se dedique a la empresa y que genere riqueza para que todos/as vivamos mejor.
E: ¿Cuál es el objetivo que tiene para la Universidad siglo 21?
JCR: La Universidad va a ser un legado que mi familia va a dejar en la comunidad. Esta misma se está estructurando en este momento para ser gestionada luego de mi muerte, al igual de cómo se gestiona Harvard en comités de notables y con personas que las van a llevar adelante. Nosotros aspiramos que Universidad Siglo 21 sea la Harvard de Latinoamérica, que en 100 o 200 años sea una Universidad capaz de aportar al mundo, no solamente profesionales, sino también ciencia y desarrollo desde esta visión. Pienso que vamos por buen camino, creo que en esta dirección ese modelo que parece utópico es perfectamente posible.
Hoy, Siglo 21 es una Universidad diferente, de vanguardia y esperamos que lo siga siendo, que nos fortalezcamos en investigación, al igual que en extensión educativa. Que no solamente seamos grandes sino muy importantes en reputación y capaces de incidir con las investigaciones que se realizan en nuestro caso.
E: Para ir cerrando ¿Qué consejo le darías a los y las jóvenes que están evaluando irse del país?
JCR: Las sociedades más evolucionadas han pasado por situaciones muy dramáticas: guerras, pestes, cataclismos. En general toda la inmigración argentina se produjo en las épocas de las guerras del siglo XIX y el siglo XX , la Primera Guerra y las anteriores a ella, ahí vinieron los españoles, ingleses, árabes, alemanes, etc. a poblar el país, gente que emigró de su tierra porque había una situación extremadamente violenta, extremadamente dramática como puede ser Ucrania o Gaza en el presente.
Esos países se reconstruyeron, hoy son potencias y hay mucha calidad de vida. Entonces ¿Quién hizo esos países de nuevo? Lo hizo la gente que se quedó, gente que permaneció en el país y construyó un país mejor. Entonces, yo creo que hoy un/a argentino/a no tiene motivos para irse sino para pelear por qué este país sea mejor de lo que es. Yo a mis hijos y a mi hija les digo que se queden y peleen por su país. Cada uno tiene la libertad de encontrar su mejor camino y si alguien creé que se tiene que ir porque aquí no encuentra otra opción, que lo haga, pero se paga un precio muy alto por el desarraigo.
E: Bueno Juan Carlos, le agradecemos muchísimo este encuentro , muchísimas gracias por su amabilidad
JCR: Yo les agradezco a ustedes. Quizá en esto entiendan el origen de la Universidad, de verdad disfruto de estos espacios y creo que valen la pena hacerlos y no me parece una carga si no que me alegra que estudiantes de la Universidad estén haciéndolo. Les deseo el mayor de los éxitos.
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