Sebastián Campanario: “Tenemos muy poca empatía con nuestro yo futuro”
31 de agosto de 2022
A la par de las últimas crisis mundiales se generan nuevos estándares de calidad de vida y bienestar de las personas. En un mundo donde además la población mayor de 65 años continúa creciendo, la emocionalidad y la Educación Positiva juegan un rol fundamental en los niveles de satisfacción personal y social.
El reconocido periodista, divulgador y economista, Sebastián Campanario formó parte del panel de expertos de la “Jornada de Bienestar Humano: nuevos estándares que definen la calidad de vida”, organizada por Siglo 21. Un evento necesario en los tiempos que corren para abordar la multidimensionalidad del bienestar y las nuevas posibilidades de existencia personal, social y cultural.
El columnista del diario La Nación coincide en el análisis de muchos especialistas sobre el creciente auge de la industria del bienestar, que en números ya se valora en alrededor de US$1,5 billones por año, según estimaciones de la consultora McKinsey. “Siempre nos quisimos sentir mejor, pero ahora ese deseo es mucho más grande por la conciencia de fragilidad que nos dejó la pandemia”, sostiene.
En paralelo, el autor del libro El futuro del bienestar resalta el impacto de “una revolución sin precedentes en ciencias de la vida”, cuyos cambios están incidiendo en la infraestructura de nuestras vidas y ya nos parecen normales. Este combo de mayor autoconciencia y grandes avances biotecnológicos, “hace que la agenda de bienestar crezca mucho así como la cantidad de nuevos mercados, productos, servicios y modelos de negocio”, explica.
En este sentido, la industria del bienestar ocupa una porción cada vez mayor en la economía mundial. Se conforma un sector que entiende la manera en que las emociones repercuten en la sociedad y una necesidad en crecimiento de satisfacer las necesidades que se relacionan con los nuevos estándares de calidad de vida. En el caso de Siglo 21, el paradigma de Educación Positiva estudia y valora el comportamiento de las emociones en la vida de las personas y a partir de ello se desarrollan competencias académicas y humanas.
“El contexto de positividad es absolutamente todo, tanto para aprender, para aprovechar el aprendizaje, como para armarte relatos a nivel mental que tienen que ver con tus emociones, y encarar ciertos proyectos o no, ser más solidario o no”, según explica Campanario en relación al impacto de las emociones. En la misma línea la respuesta de la economía global no se hace esperar: “Hay muchas startups y mucho emprendimiento dando vuelta, es un mercado en el que cualquier innovación que hagas puede tener un retorno muy alto, entonces hay mucho incentivo”.
¿Qué lugar ocupa el bienestar en nuestras vidas?
Para Campanario, el estado de satisfacción personal que implica el bienestar, debería ocupar un lugar central en nuestro desarrollo diario. No solamente como una situación individual, sino en el marco de una cuestión social también. “Esto va muy de la mano con una sociedad mucho más solidaria, más justa y más empática”, señala el escritor al tiempo que detalla: “Si vos estás con la cabeza en cualquier lado es imposible empatizar con el otro”.
Sin embargo, el lugar que el bienestar ocupa hoy en nuestras vidas es “muy limitado”. “Somos una cultura de hamsters girando en la ruedita, sobre todo en la mediana edad ya que estamos muy acostumbrados a ‘correr’ hasta los 60”, explica.
Ese ‘andar a los palos’, como se dice habitualmente, atenta contra la posibilidad de llegar en buenas condiciones físicas y mentales a la segunda mitad de la vida, más aun teniendo en cuenta que las nuevas tecnologías y los avances en salud alargan la esperanza de vida. “Tenemos muy poca empatía con nuestro yo futuro”, remarca.
En este contexto, las últimas crisis globales modificaron la forma en que las personas se ven a sí mismas. “Hay gente que le cayó la ficha de que el cuerpo es uno solo y que quiere estar lo mejor posible en la segunda mitad de su vida”, estima. En ese sentido, “le tengo mucha fe a la Generación Z, que tienen un mindset muy particular, muy distinto a los millennials y con mucha practicidad, donde el tema ambiental, por ejemplo, ya es una obviedad", precisa Campanario.
El periodista apuesta fuertemente por el recambio generacional. Según su perspectiva, “lo que realmente mueve la aguja a nivel social es cuando una generación reemplaza a la otra, se van corriendo las fichas del dominó con valores completamente distintos”. “Este cambio generacional tiene todo para ganar”, enfatiza.
Ecosistema de Bienestar
En este camino compartido entre la innovación y el bienestar, el paradigma de la Educación Positiva busca mejorar el desempeño académico de los estudiantes, fortalecer sus vínculos sociales e incentivar la permanencia en los estudios para lograr el mejor desarrollo individual. De este modo, haciendo hincapié en lo que mencionaba Campanario acerca de que responde a una cuestión social, este modelo se concentra en facilitar el desarrollo de las fortalezas de las y los miembros de la comunidad educativa que impactarán en la sociedad.
Siguiente
La educación total: una herramienta de diseño y gestión de aprendizajes enriquecidos29 de agosto de 2022